UN NUEVO PARADIGMA PARA EL SOCIALISMO

OU O DOCUMENTO EM FALTA NO PS DE ANTÓNIO COSTA?
Este texto está agora incluído em Santos, J. A. (Org.), 
2018, Novas Fronteiras da Política na Era Digital, Lisboa: 
Edições Universitárias Lusófonas. Textos originais em português, espanhol. francês e italiano, de Pierre 
Musso, Michele Sorice e Emiliana De Blasio, José Manuel 
Sánchez Duarte, Manuel Anselmi e João de Almeida Santos. 
Acessível em cipes.ulusofona.pt., agora nas livrarias a edição em papel e em português: Santos, 
J. A. (2020). Política e Democracia na Era Digital.Lisboa: 
Parsifal, 160 pág.s.    
Veja, aqui, neste Site, também:
1. A Arte, o Artista e os Outros
2. Reflexões em torno do Belo, do Infinito e da Linha Elíptica 
(em co-autoria com Filipa Oliveira Antunes)
3. Reflexões sobre a Arte (Textos sobre arte reunidos)
4. Sobre a obra de Arte (25.07.18)
5. Populismo  ("O nacional-populismo já tem um ideólogo - Steve 
Bannon" - 01.06.18)
6. "Manifiesto por la Unidad de España" - Actualizado (mas veja em Home ou em Artigos e não siga este link) a 18.10.2019.
7. A Política e a Rede  (Nova versão, actualizada a  27.05.18, na parte que diz respeito a Itália, de "A política e a rede: os casos italiano e chinês")
8. Poesia (Poesia) - Todos os Domingos um poema e um quadro inéditos publicados aqui na secção "Poesia-Pintura".
Horizonte5

“Horizonte”. Original de Jas para este Ensaio. 08-2018.

Texto em língua portuguesa. Agora publicado também em: 
http://www.tendencias21.net/comunicacion/Un-Nuevo-Paradigma-
para-el-Socialismo_a23.html. 
Este texto teve, aqui, *8.834* visualizações (2015-13.06.2022).
  • NOTA
Veja também o ARTIGO, relacionado com este Ensaio, 
"A Social-Democracia e o Futuro. Um debate necessário. 
A propósito de um pequeno Ensaio de Pedro Nuno Santos", aqui: 
"A Social-Democracia e o Futuro".

UM NOVO PARADIGMA PARA O SOCIALISMO

JOÃO DE ALMEIDA SANTOS

You might not see things yet on the surface, but underground, it’s 
already on fire”. Mangunwijaya. 
Leitmotiv de “No Logo”, de Naomi Klein.

 

RESUMEN

 LA POLÍTICA está conociendo cambios muy profundos. Todo está cambiando. Pero las formaciones políticas tradicionales no han todavía comprendido lo que está sucediendo! Siguen haciendo política como la hacen desde hace demasiado tiempo. Su componente orgánica sigue siendo decisiva en su organización. Los métodos de selección de los dirigentes no han cambiado ante los profundos cambios producidos por la revolución de la Red y de las TICs. No han comprendido que estamos ante una afirmación de ciudadanía muy fuerte y muy diferente de las que nuestras sociedades han conocido hasta ahora. La red y las Tics están revolucionando las relaciones humanas, las relaciones sociales y también la política. La perspectiva comunitarista dominante en la visión del mundo de las izquierdas tradicionales no tiene sentido ante la emergencia de las redes sociales y de los muy activos nuevos “prosumers” en el nuevo espacio digital deliberativo. El dominio absoluto de la lógica de la mediación de las grandes organizaciones en la política y la comunicación ha terminado, pues que está emergiendo un nuevo tipo de poder, el poder diluido, centrado en un individuo complejo, portador de múltiples pertenencias ideales y de intereses muy diferenciados, capaz de utilizar con eficacia y rapidez los nuevos medios (las TICs) sea para movilizar sea para organizar la ciudadanía en torno a nuevos proyectos políticos. Estamos ante un progresivo proceso de desintermediación de la política y de la comunicación.

Propongo, pues, aquí una nueva y estructurada visión global para un cambio y una definición más avanzada de la identidad político-ideal de los partidos socialistas y social-demócratas que están conociendo una peligrosa erosión política, cediendo el paso a formaciones populistas, de izquierda y de derecha, sin contenido substantivo, pero muy fuertes y competentes en la crítica y en el uso de los nuevos medios para la auto-movilización e auto-organización de la ciudadanía. Hay, pues, que identificar nuevas líneas ideales, una nueva cartografía política y cognitiva para la ciudadanía y nuevas formas de organización y de movilización. La ciudadanía, el tiempo de la política, la comunicación, la naturaleza del poder han cambiado en profundidad y los agentes activos de la política tienen que comprender que si no cambian serán pronto substituidos por otros más competentes y eficaces, pero en muchos casos sin una clara identidad política pues que su afirmación está basada solamente en la crítica y en fórmulas populistas para consumo electoral.

Hace poco más de dos años (enero 2016), António Costa, Secretario General del PS, y Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, ahora ambos primeros ministros, han afirmado la necesidad de producir cambios profundos en el panorama europeo de los partidos socialistas que pueda interrumpir con éxito el proceso de creciente afirmación de partidos alternativos y populistas nutriéndose esencialmente de los electorados de estos partidos. Sí, es un paso adelante, pero este proceso es más que publicidad o afirmación de buenas voluntades. Sin embargo hay que producir profundos y substanciales cambios para obtener resultados compatibles con las nuevas exigencias de la ciudadanía. En Portugal el cambio está siguiendo su recorrido. No ha sido, en Portugal, todavía alcanzada una fórmula que pudiera integrar a los partidos a la izquierda del PS (PCP y Bloque de Izquierda) en una solución de gobierno (y no sólo parlamentaria). El proceso está siguiendo sus trámites, con un gobierno del PS apoyado por estos partidos. En España, Sánchez ha dimitido como secretario general del PSOE, pero ha ganado las elecciones internas y sigue siendo secretario general y ahora primer ministro. Pero tiene dos partidos que, a izquierda y a derecha,  amenazan su centralidad en el sistema político español, o sea, Ciudadanos y PODEMOS. En Italia el M5S es el primer partido, con catorce puntos de diferencia respecto al segundo partido, y, con la Lega, han formado gobierno. En un año Emmanuel Macron ha conquistado el poder político en Francia. En Grecia el poder político está en las manos de um partido radical, el Syrisa, con los socialistas casi desaparecidos del panorama político griego. En Alemania la derecha radical (AfD) está com treze por ciento e ya tiene muchos diputados en el Bundestag. La alternativa laborista de Jeremy Corbyn, en el Reino Unido, sigue las viejas soluciones de la social-democracia. En Holanda el partido socialdemócrata ha perdido, en las últimas elecciones, 29 diputados, manteniendo solamente 9 diputados en el Parlamento.

  • INTRODUÇÃO

Não é necessário ser um especialista em teoria política para constatar que, nesta matéria, estamos a conhecer hoje profundas transformações, como se as placas tectónicas da sociedade se estivessem a mover lenta, mas profundamente. E que, na verdade, se trata de uma mudança de paradigma que os socialistas e sociais-democratas não podem desconhecer, limitando-se a propor receitas económicas e financeiras para o mandato ou para a década ou repropondo uma nova centralidade para o Estado na gestão da sociedade, ou seja, falando a linguagem política de sempre. Porque se trata de uma mudança profunda e complexa que toca directamente a natureza da política e põe em causa o velho sistema de partidos e as relações entre a cidadania e o sistema político. E, todavia, apesar de esta profunda mudança já estar a acontecer à nossa frente, um pouco por toda a Europa, muitos de nós continuam teimosamente a não a ver. Ou porque não sabem ou porque não querem, porque não lhes interessa.  Vou, por isso, tentar caracterizá-la, dando o meu contributo (1).

Sempre, ao longo da sua história, os socialistas se viram confrontados, quando o tempo da História acelerava, com a necessidade de redefinir a sua identidade política. Por um lado, demarcando-se, à esquerda, dos seus directos competidores políticos e ideológicos: o marxismo e o anarquismo; por outro, demarcando-se das forças políticas de inspiração liberal e conservadora. Ou, então, tentando uma síntese construtiva: o socialismo liberal, de que o Partito d’Azione italiano, fundado em 1942, foi um interessante exemplo. Uma posição moderada, portanto: nem tradicionalismo nem revolução, nem darwinismo social nem igualitarismo. Mas reformas profundas, à altura dos desafios. As grandes lutas sociais pelo progresso, pela inovação, pelo conhecimento, pela emancipação, pela justiça, pelos direitos sociais, pelo sufrágio universal e pela liberdade sempre foram travadas com garra pelos movimentos que se inspiravam no socialismo. Olhando, por exemplo, para a história do SPD alemão poderemos ver com nitidez a evolução deste processo: de 1875 a 1989, de Gotha a Berlim, passando pelos Congressos de Erfurt (1891), de Heidelberg (1925, durante a República de Weimar, que assumiu de forma muito aprofundada o Estado Social, dando sequência à inovação de Bismarck, nos anos ’80 do séc. XIX) e de Bad Godesberg, em 1959. Está lá tudo. Veja-se, por exemplo, o Grundsatzprogramm de Bad Godesberg e a superação definitiva da marca de água marxista. Por outro lado, os socialistas também sempre souberam metabolizar politicamente a evolução do processo social, adaptando os seus programas às mudanças verificadas. Por exemplo, no caso do SPD, no Programa Fundamental, aprovado em Berlim (1989), reconhecendo a crise do modelo industrialista e do optimismo que o acompanhava, o papel da mulher na sociedade e na política, o equilíbrio ecológico, a revalorização social da cultura política. O Labour fez também – após a tentativa fracassada de Hugh Gaitskell, nos anos ’50, inspirada no livro de Tony Crosland, “The future of socialism”, de 1956 (“wealth redistributionnot the end of capitalism, was the goal(2) – uma profunda redefinição da sua identidade, com o New Labour, saindo finalmente do espartilho sindical e da referência nuclear à classe operária, a “classe gardée”. Estes partidos acompanharam o andar dos tempos. E chegaram ao poder na sequência destas mudanças (1966-1969, no primeiro caso, com Willy Brandt, Vice-Chanceler e Chanceler, e 1997, com Tony Blair, no segundo caso). Hoje estamos de novo perante uma mudança de paradigma. Tento, por isso, fazer uma primeira aproximação à mudança, começando por formular 13 Teses.

TREZE TESES

PRIMEIRA TESE. As formações políticas clássicas de inspiração socialista ou social-democrata, governadas segundo a lógica funcional das grandes organizações, disseminadas territorialmente e com um vasto corpo orgânico, com precisa referência de classe (a “classe gardée”), ideologicamente muito intensas, modeladas ainda, e no essencial, segundo a lógica do industrialismo e das relações sociais daí resultantes (as velhas relações de produção), ancoradas na exclusividade do “sentimento de pertença” como matriz da decisão político-eleitoral,  entraram em crise perante os desafios da sociedade pós-industrial, pós-moderna, da informação e da comunicação e, agora, da sociedade digital e em rede, ancorada na globalização.

SEGUNDA TESE. A assunção (ainda que implícita) de uma filosofia de inspiração dominantemente comunitária ou neocomunitária (seja de classe ou de grupo) como eixo fundamental da narrativa política da esquerda moderada, contraposta à inspiração liberal, fundada na centralidade do indivíduo singular, deixou de fazer sentido. Aquela assunção – independentemente da sua matriz pré-moderna – sempre foi indutora de desresponsabilização individual do cidadão, que via sempre o seu insucesso como resultado de vícios do sistema (social), afastando-se das próprias responsabilidades. É inspiradora, a este respeito, a afirmação de John Kennedy: não perguntes o que é que o teu País pode fazer por ti, mas o que é que tu podes fazer pelo teu País. Se confinada e assumida sectorialmente, a ideia de comunidade é certamente importante, mas não pode dominar e determinar o novo paradigma. Porque no centro do paradigma está um indivíduo singular complexo que se assume, ao mesmo tempo, como cidadão, produtor e  consumidor, inscrevendo-se em múltiplas e diferenciadas pertenças ou relações, mutáveis no tempo e no breve prazo. A mobilidade e a flexibilidade são variáveis fundamentais do sistema. Também no centro do sistema representativo e da democracia está o indivíduo singular (um homem, um voto), não as comunidades, as classes ou os grupos sociais. O sistema foi concebido para ele e não para as comunidades e por isso foi sempre combatido pelas visões comunitaristas da sociedade. Ou seja, o indivíduo singular sempre foi o referente originário do sistema representativo, apesar de nas suas concretas expressões históricas ter sido substituído por organizações que intermediaram o exercício da sua própria soberania política. O que historicamente se compreende devido à generalizada iliteracia política do cidadão comum. Mas esta, agora, renovada ênfase no indivíduo singular faz subir à cena a questão da relação entre ética da convicção e ética da responsabilidade, sendo certo também que aquela foi sempre a ética dominante à esquerda, pela importância que nela sempre teve a frente ideológica e o sentimento de pertença a comunidades orgânicas. Ora a reposição do indivíduo singular no centro do sistema leva-nos à necessidade de balancear vários princípios. Em primeiro lugar, a relação entre direitos, liberdades e garantias (perante o Estado/Comunidade) e deveres e responsabilidades (do indivíduo singular), o reequilíbrio entre estes princípios, com a revalorização das ideias de dever e de responsabilidade, antes subalternas. Em segundo lugar, o recentramento da questão da ética pública: colocá-la mais na esfera da ética da responsabilidade do que na da ética da convicção de modo a melhor garantir a prevalência do interesse geral sobre o interesse de parte. O que se compreende, já que a ética pública está mais ancorada nos grandes princípios que enquadram a democracia e o Estado de Direito – as Cartas de Direitos Fundamentais: Declaração dos Direitos do Homem e do Cidadão (1789), Declaração Universal dos Direitos do Homem (1948), Carta dos Direitos Fundamentais da União Europeia (2000-2009) – do que na esfera das ideologias. Está ancorada naquilo que, com Habermas, poderíamos designar por “patriotismo constitucional” (Verfassungspatriotismus), reconhecimento e adesão voluntária aos princípios estruturantes de uma constituição democrática. E é aqui que ganha, à esquerda, uma nova centralidade a ética da responsabilidade, antes de algum modo subalternizada. Um novo equilíbrio, portanto. Ou seja, a ética da convicção, ao elevar-se ao patamar da responsabilidade político-institucional (parlamentar ou governativa, por exemplo), deverá ser sempre balanceada e temperada com as exigências da ética da responsabilidade. Esta diferença poderá encontrar-se, por exemplo, na relação entre um programa de partido, um programa eleitoral e um programa de governo.

TERCEIRA TESE. O sistema representativo clássico está hoje sujeito a exigências que já não cabem no interior da sua clássica estrutura formal. Não é por acaso que muitos falam de democracia pós-representativa (Alain Minc)pós-eleitoral (Pierre Rosanvallon), deliberativa (Habermas), participativa ou mesmo de democracia digital. Se antes isto poderia significar apenas fecunda imaginação teórica, hoje já representa um processo real. Vejamos, por exemplo, a tese de Rosanvallon (em “Le Monde”, 8/10.05.09). O que ele nos diz é que temos de fazer três operações no interior do universo democrático: a) «inventar formas não eleitorais de representação» (palavras suas); b) assumir a democracia como uma «forma de sociedade», ou seja, como algo mais do que um simples regime político; c) relançar a cidadania para além da sua mera expressão eleitoral.

Portanto, formas não eleitorais de representação, democracia como forma metapolítica de sociedade e cidadania pós-eleitoral (que não se reduza, portanto, a mera função do sistema político para fins eleitorais).

Trata-se de uma tentativa de captar o que já flui no interior dos sistemas democráticos e que já não cabe no interior dos seus módulos formais. Ou seja, a sociedade moderna já encontrou canais e formas de expressão política que trasbordam as margens do clássico sistema representativo, agindo, depois, sobre ele, com uma tal «pressão ambiental» que tem vindo a gerar aquilo que eu designo como «discrasia da representação». Emerge, assim, a chamada política deliberativa como resposta a esta crise.

Por várias razões:

(1) A política democrática, no plano da legitimidade do poder, deslocou o seu centro geométrico das estruturas representativas formais não só para o espaço partidário, mas também para o espaço público mediatizado, ou seja, para um não-lugar (o voto serve sobretudo para designar representantes, subalternizada que está a função de legitimação para o mandato), ou seja, numa primeira fase, a política conhece um processo de mediação, quer através dos partidos quer através dos media, e, depois, numa segunda fase, um progressivo processo de desintermediação, devido à expansão da comunicação e da informação e, sobretudo, à emergência da rede. A legitimidade continua, de facto, a ser formalmente de mandato, mas passa a ser politicamente flutuante, não se confundindo, todavia, com a chamada legitimidade de exercício, conceito mais ambíguo e menos denotativo, uma vez que a legitimidade não está centrada no exercício, mas no reconhecimento desse exercício, que, esse, sim, é flutuante;

(2) este deslocamento ocorreu em perfeita sintonia discursiva com o poder mediático, configurando o seu sistema operativo à medida das exigências deste, sem cuidar de preservar a sua autonomia e abrindo, pelo contrário, espaço ao protagonismo e a um desmesurado poder funcional dos media sobre o coração do sistema político e institucional, convertendo-os, afinal, na outra face da mesma moeda, o poder;

(3) deste modo, permitiu que a soberania do cidadão fosse confiscada ou capturada por instâncias de intermediação diferenciadas e autopoiéticas, resultando daqui uma evidente “discrasia da representação” política e uma subalternização da própria cidadania;

(4) portanto, duplo desvio da soberania individual, na fase da chamada democracia do público: para os partidos (por exemplo, no plano da propositura de candidatos e listas); e para os media, no plano da representação do real, a que, no plano político, correspondeu uma captura do discurso, da atenção social e do processo de agendamento por parte do establishment mediático.

(5) Ora, só se pode compreender a ideia de relançamento da cidadania se ela representar, em primeiro lugar, uma reapropriação, pelo cidadão, da soberania confiscada ou capturada quer pelos directórios partidários (partidocracia) quer pelos directórios mediáticos (mediacracia), para não falar dos directórios judiciais, em crescente e perigoso protagonismo político (no mais benigno dos casos, o protagonismo do Tribunal Constitucional, estranhamente promovido pelos próprios partidos políticos); e, em segundo lugar, e por consequência, uma reposição do valor de uso do voto, designadamente através de um reforço da «cidadania activa» a montante e a jusante dos processos eleitorais. Porque se alguma vantagem houve na deslocação do centro da deliberação política para esse não-lugar que, numa primeira fase, acabou por se confundir com o establishment mediático, verdadeiro guardião do espaço público (ou gatekeeper), ela exprime-se agora, com a sociedade digital e em rede, através da emergência do cidadão individual como agente político directo (prosumer), capaz de se auto-organizar e se automobilizar politicamente (com uma lógica diferente das organizações políticas tradicionais) e com capacidade efectiva de influenciar a “agenda pública”, tantos são os canais disponíveis de acesso a esse novo e gigantesco não-lugar, o espaço público deliberativo digital.

(6) Não é por acaso que, como veremos, os novos movimentos (SyrisaM5SPodemosCiudadanos, etc., etc.) falam, todos, de devolução do poder ou da soberania à cidadania. E que Castells, a propósito da Rede, fala, sim, num ensaio de 2012, ” A política em atraso na era da Internet”, do (re)nascimento da “democracia de cidadãos”, sucedânea da “democracia do público” e da “democracia de partidos”.

(7) Aqui, sim, teríamos uma democracia deliberativa, praticável a partir desse não-lugar que é a Rede, no seu sentido mais amplo e não meramente instrumental (“no sense of place” – fórmula que já Joshua Meyrowitz usava para designar a televisão), centrada num cidadão não dependente nem dos «gatekeepers» mediáticos nem dos comunitarismos militantes e resistente ao exclusivismo e ao fechamento dos directórios partidários. A verdade é que nunca como hoje os cidadãos tiveram tantos meios de livre acesso ao espaço público, enquanto prosumers, produtores e consumidores de política e de comunicação, embora reconheça que também nunca como hoje os poderes fortes organizados tiveram tanto poder simbólico, tantos meios para agir instrumentalmente sobre as consciências, colonizando-as (3)É aqui que reside a viragem e os socialistas e sociais-democratas devem assumi-la com a radicalidade que se espera de quem deve olhar mais para o futuro do que para o passado. 

QUARTA TESE. Deixou, pois, de ter sentido que a política continue a olhar para a esfera da comunicação numa lógica puramente instrumental e de spin doctoring, olhando para os media (e agora para a rede) como meros veículos de informação, comunicação, propaganda ou marketing. Não só porque estes se tornaram protagonistas políticos e poderosos agentes económicos portadores de concretos interesses (não respeitando os códigos éticos, aceites e/ou elaborados por eles próprios), mas também porque estão em sérias dificuldades perante a ruptura do próprio modelo de exercício do poder comunicacional. Mais do que meios de comunicação ou um espaço mediático, o que hoje temos é um gigantesco espaço público intermédio com dimensão ontológica para onde tudo tende a migrar: a Rede. Ou seja: a sociedade de massas deu lugar à sociedade digital e em rede. E, portanto, a mass communication deu lugar à mass-self communication (Castells), à comunicação individual de massas, onde o indivíduo singular ou, se quiserem, o cidadão, tem condições para um protagonismo como nunca teve. E aqui está a razão por que devemos transitar da lógica comunitária e da lógica de massas para a lógica da “mass-self communication”, onde a centralidade do indivíduo singular é evidente (4).

QUINTA TESE. Nesta nova fase evolutiva dos sistemas sociais e da democracia, ganha novo significado e enquadramento a questão da hegemonia, que tem andado tão arredada do debate político e dos horizontes do establishment partidário, preocupado exclusivamente pelo pragmatismo do curto prazo. E, todavia, esta questão é central num mundo cada vez mais simulacral, fragmentário, imprevisível e rápido. Só que esta questão não deve agora ressuscitar a fórmula ideológica de matriz comunitária, devendo, isso sim, repor-se no sentido da reconstrução de uma mundividência estruturada analiticamente, de uma cartografia cognitiva e ético-política virada para o indivíduo singular e para os direitos e as responsabilidades. Eu diria, pois, uma mundividência ético-política que exprima claramente a orientação ideal do socialismo democrático ou da social-democracia e na qual a maioria se possa rever. Não se trata, pois, de narrativas ideológicas, mas de cartografias cognitivas (Fredric Jameson) que ajudem o cidadão a orientar-se analítica e criticamente na sociedade, certamente com bússolas valorativas, mas também com instrumentos cognitivos e analíticos de largo espectro cultural e civilizacional. Lembro a bela proposta de Friedrich Schiller, nas “Cartas sobre a Educação Estética do Homem” (5), de um Estado Estético que centrasse na estética a base da sociabilidade, da cidadania e da formação humana. A nova hegemonia exprimiria, portanto, um iluminismo renovado voltado para o crescimento cultural da cidadania e para uma visão pro-activa do saber. E, de certo modo, retomaria a velha ideia desse brilhante marxista italiano, um dos pais do chamado marxismo ocidental, chamado Antonio Gramsci.

SEXTA TESE. As próprias ideias de intermediação política e de intermediação comunicacional, com delegação de soberania nas grandes organizações políticas e comunicacionais por parte da cidadania, estão em crise devido à emergência deste indivíduo singular como novo protagonista e centro complexo de informação, de partilha, de decisão e de intervenção, para onde convergem múltiplas e diferenciadas pertenças: “prosumer”. O processo de desintermediação da política e da comunicação é progressivo e tenderá a consolidar-se cada vez mais quer como afirmação do indivíduo singular quer como transformação qualitativa das relações entre as organizações (designadamente partidos e media) e a cidadania, com superação progressiva do “gatekeeping” comunicacional e político. 

SÉTIMA TESE. Mas, a par da emergência de um novo tipo de cidadania e do protagonismo do indivíduo singular, algo de novo também está a surgir nas relações entre política e economia. Hoje, como afirma Wolfgang Streeck, em Gekaufte Zeit (6), já nos encontramos perante, não uma “constituency”, uma única fonte remota de soberania, mas perante duas: a dos cidadãos e a dos credores. Ou seja, a política já não se pode limitar a agir com os olhos postos na nova cidadania, mas também deve ter em consideração os grandes credores que financiam a dívida pública. E isso, digo-o desde já, deveria levar os decisores políticos a promover uma efectiva viragem no financiamento da dívida. Ou seja, a desenvolver uma política activa para a poupança, através dos instrumentos reguladores de que o Estado dispõe (por exemplo, em Portugal, através da Agência de Gestão da Tesouraria e do Crédito Público – IGCP-E.E.E. ou da Caixa Geral de Depósitos), deixando a política de juros de estar irremediavelmente capturada pela banca privada. Se tem de haver credores, e agora com o estatuto de nova “constituency”, então que eles se identifiquem cada vez mais com a cidadania. Ou seja, a nova cidadania não só se deve exprimir no plano comunicacional e político, mas também no plano financeiro, em particular das finanças públicas. O que está em linha com a nova visão que estou a tentar delinear. Deste modo, relativizar-se-ia também o poder das oligopólicas agências de rating (da Fitch, da Standard&Poors e da Moody’s) na medida em que se subalternizaria o poder dos credores internacionais ao devolver integralmente à cidadania a fonte da soberania e da legitimidade. Ora aqui está, no meu entendimento, uma boa linha de demarcação relativamente às forças neoliberais e conservadoras ou neoconservadoras. O Estado como regulador financeiro e promotor activo de independência financeira relativamente aos mercados internacionais de capitais, no que diz respeito à dívida pública. De resto, isto já foi praticado há bem pouco tempo e com bons resultados. E verifica-se também nos países que têm a dívida pública ancorada essencialmente nos recursos financeiros internos do país.

OITAVA TESE. Esta situação tem directas implicações na autonomia do Estado e na forma como age em matéria social. Chegou, pois, o momento de deixar de assumir a ideia de “modelo social europeu” como dogma e de repensar o Estado social desde a raiz, mantendo firme, claro, a ideia de justiça social ou distributiva, ou seja, a ideia de que uma sociedade é melhor se garantir aqueles bens públicos essenciais que geram uma melhor cidadania em todas as suas dimensões. Não se trata, obviamente, de caridade, mas sim de maior eficácia, de maior qualidade de vida, de progresso individual e de avanço global da sociedade que, depois, se exprimem numa cidadania mais robusta, mais culta, mais preparada e capaz de promover crescimento e desenvolvimento.  Neste sentido, a diferença relativamente à justiça comutativa dos liberais é muito clara. O mercado, funcionando numa lógica de curto prazo, nunca estará em condições de garantir todos os bens públicos essenciais, os bens transgeracionais, como os ambientais, por exemplo. O desmantelamento da esfera pública e a mercantilização integral de todos os bens públicos ou sociais continua a não ser uma boa solução porque reduz as bases do crescimento social. Mas, por isso mesmo, chegou o momento de repensar radicalmente a filosofia que inspira o Estado social, ou seja, de o referir a cidadãos que já se encontram em condições de tutelar responsavelmente o seu próprio futuro, sem necessidade de confiar integralmente a sua tutela a uma burocracia que, depois, nem sequer é capaz de garantir o contrato social que subjaz à transferência dos recursos individuais para o Estado. Por exemplo, para fins de reforma (a famosa, recorrente e eterna questão da sustentabilidade financeira da Segurança Social) (7).

NONA TESE. Se é verdade que, por um lado, o financiamento da dívida pública através dos mercados financeiros internacionais provocou um reajustamento nos centros nucleares de decisão, fazendo entrar directamente novos protagonistas políticos exógenos à cidadania, também é verdade que, por outro, muitas esferas de soberania foram também deslocadas para o espaço político da União, com directas consequências sobre a liberdade de acção dos governos nacionais. É, de resto, por isso que, em atmosfera de crise, muitos já propõem o regresso ao velho Estado-Nação e à moeda nacional (como Streeck, por exemplo) e que outros, pelo contrário (como Habermas), propõem o reforço institucional da União e a assunção de políticas comunitárias em matérias que têm estado arredadas desta esfera. Neste aspecto, aos socialistas não é muito difícil marcarem o seu próprio terreno. A luta de Altiero Spinelli, um dos homens do Manifesto de Ventotene, sempre foi muito inspiradora. E não faria mal retomar a sua luta contra o predomínio das diplomacias nacionais na definição das políticas europeias e a favor da constitucionalização da União e da construção de uma democracia e de uma cidadania verdadeiramente supranacionais. Esta orientação, se for perseguida com tenacidade, permitirá resolver o problema da convergência comunitária em matérias tão importantes como a fiscal e a da segurança e defesa, por exemplo.

DÉCIMA TESE. A política mundial sofreu uma profunda mudança com o fim do bipolarismo estratégico, político, económico e ideológico. Estamos agora perante um multilateralismo algo caótico, sem âncoras sólidas capazes de garantir paz e desenvolvimento. Começamos, assim, a assistir ao protagonismo, designadamente financeiro, de novas potências emergentes (China, Índia, Brasil, por exemplo), mantendo-se como âncora sólida os Estados Unidos, mas também a Rússia de Putin, com um significativo protagonismo internacional e com uma grande zona cinzenta de influência. Neste intervalo, e na ausência de uma clara delimitação de zonas de influência que possam ser “tuteladas” e negociadas diplomaticamente pelos agentes poderosos da cena internacional, detonam conflitos regionais e ameaças globais que alastram como mancha de óleo. A China há muito que compreendeu que as finanças são o mais sofisticado e importante instrumento geopolítico (ou as finanças como “a continuação da política por outros meios”). A tradição socialista é também aqui muito clara nas suas orientações, sobretudo na defesa da paz e no direito dos povos à autodeterminação e à liberdade, ideias que devem estar cada vez mais ancoradas numa ideia avançada de Europa, em construção, no sentido de um efectivo reforço político e institucional. A Europa como protagonista mundial poderá ser decisiva para reorganizar o espaço político internacional, ajudando a neutralizar ameaças regionais que em tempos de globalização se tornam verdadeiras ameaças globais. Ela poderá ser também, por um lado, um poderoso instrumento de resposta eficaz à globalização de processos e de eficaz tutela dos interesses dos próprios Estados nacionais e da cidadania europeia e, por outro, o garante de conquistas civilizacionais que só no espaço da União se puderam realizar, afirmar e consolidar.

DÉCIMA PRIMEIRA TESE. Entretanto, e como nunca aconteceu no passado, a globalização já não se esgota no accionamento dos meios de comunicação tradicionais (dos transportes terrestres, viaturas ou caminho de ferro aos barcos, aos aviões), mas insinua-se cada vez mais como globalização digital de processos e conteúdos, através da Rede. O que exige, a quem não tem medo do futuro, o reconhecimento de que a problemas globais só é possível responder com instrumentos e soluções globais, na óptica de um cosmopolitismo que sempre serviu de âncora ideal ao socialismo democrático e à social-democracia. Uma coisa é a lógica globalitária (por exemplo, dos mercados, dos fundos de pensões ou das famosas EPZ, Export Processing Zones) (8)outra é a lógica de um cosmopolitismo crítico e integrativo, inspirado no racionalismo iluminista, que sempre inspirou os socialistas. De resto, a União Europeia é filha dele.

DÉCIMA SEGUNDA TESE. O poder tradicional está a conhecer uma rápida mudança de paradigma: do poder organizacional, centrado na eficácia e na lógica das grandes organizações, ao poder diluído, ou seja, a reconquista pela cidadania, sobretudo através da Rede, da soberania confiscada. Os partidos não podem, por isso, continuar encerrados nos seus limitados mecanismos internos de selecção da classe dirigente nem podem continuar a ver o mundo como uma projecção auto-referencial, com o permanente risco de uma progressiva perda de poder para movimentos políticos de mobilidade variável capazes de a cada momento interceptar os fluxos eleitorais com os novos meios de auto-organização e de automobilização, TICs e redes sociais. Movimentos que, de resto, podem ser facilmente colonizados, logo a partir da própria Rede. A introdução de primárias abertas para os reais centros de poder (concelhias, distritais, Secretário-Geral, no caso do PS, por exemplo), os que fornecem os dirigentes políticos máximos do Estado, não sendo milagrosa, pode constituir um primeiro momento muito importante no processo de metabolização da nova natureza do poder centrada nos prosumers. A cidadania, sendo chamada a cooperar na selecção dos dirigentes partidários e nos candidatos a funções de Estado, poderá contribuir decisivamente para injectar sangue novo em organismos que se estão a tornar cada vez mais endogâmicos, auto-referenciais e socialmente anémicos.

DÉCIMA TERCEIRA TESE. Bem sabemos que só os ricos se podem permitir um Estado pobre, como se dizia no Grundsatzprogramm do SPD, aprovado em Berlim, em 1989. Mas não há dúvida de que não é possível continuar a atirar o emprego para cima do Estado, financiado por todos nós e alocando os recursos financeiros a uma gigantesca organização de serviços que tende a reproduzir-se por inércia. E também aqui os socialistas devem dar o exemplo com coragem. Com efeito, não é muito difícil compreender que a crise da esquerda tem muito a ver com a crise do Estado, por excesso de identificação daquela com este. Sem deixar de ter na devida consideração esta ideia do programa do SPD e de recusar a ideia de Estado mínimo, está a tornar-se cada vez mais necessário desancorar a ideia de esquerda da ideia de Estado, tal como tem vindo a ser assumida. Por um lado, repondo a centralidade no indivíduo singular e, por outro, reconhecendo que, sendo os problemas cada vez mais globais, por isso, as soluções deverão ser cada vez mais supranacionais. O cosmopolitismo de que a esquerda do futuro se deve reivindicar encontra precisamente nesse indivíduo singular complexo, que bem pode ser o novo prosumer, o seu referente ideal. De resto, a própria ideia de Estado representativo é o contraponto da ideia de indivíduo e não da ideia de comunidade. Trata-se, agora, simplesmente, de repor a relação de uma forma mais directa e interactiva, reequacionando o papel das instâncias de intermediação (por exemplo, partidos e meios de comunicação), a caminho de uma progressiva desintermediação e do estabelecimento de relações mais abertas e flexíveis entre a lógica organizacional e a cidadania. Mas trata-se também de incorporar a variável supranacional no processo de decisão relativo aos grandes dossiers, em particular a variável UE, em que nos integramos e que nos conforta com consistentes fundos estruturais.

UM NOVO PARADIGMA EM 14 PONTOS

As tentativas de aggiornamento do socialismo democrático aconteceram em 1956, com o Labour, em 1959, e em Bad Godesberg, com o SPD, que se libertou definitivamente da chancela marxista (ética cristã, humanismo e filosofia clássica alemã passaram a ser os seus novos pilares ideais), assumindo-se como partido do povo (não de classe); mais tarde, em 1984, em Essen, inicia um novo processo de reconfiguração da sua identidade relativamente ao optimismo industrialista e à recusa da tradição marxista, que iria desembocar no Congresso de Berlim, em 1989. Também na Inglaterra, ao mesmo tempo (1985), acontecia um novo e complexo processo de redefinição da identidade política e ideal do Labour, de Neil Kinnock a John Smith, a Tony Blair (entre 1985 e 1997), procurando responder às novas exigências dos “catch all parties” (partidos sem “classe gardée”, profissionalizados, interclassistas, de baixa tensão ideológica) que começavam a dominar a cena, reconfigurando o partido à medida da nova democracia do público. Ou seja, verificou-se uma espécie de “laicização” integral da narrativa política do Labour. Acabaram com a marxista Cláusula 4 e com o enorme poder dos sindicatos, universalizando o voto individual (acabando, na era de John Smith, com o voto colectivo dos sindicatos), passaram a olhar para a cidadania como a base de uma stakeholder society, onde cada cidadão era considerado como um acionista ou co-interessado, titular de interesses e de direitos, de dividendos sociais (“strategic goods as education, jobs, income and wealth” – Stuart White), mas também de deveres e responsabilidades sociais. E esta, apesar de pouco apreciada em certos sectores da social-democracia (incluída a portuguesa), foi uma revolução na óptica de uma esquerda que sempre proclamou o primado dos direitos, liberdades e garantias, deixando na penumbra a ideia de dever e de responsabilidade individual. “No rights without responsabilities!”, viria a dizer, quase gritar, Anthony Giddens.

A viragem do Labour, que ficaria conhecida como “Terceira Via”, levaria Blair ao Poder por muito tempo, sendo certo que a sua queda foi devida mais à aliança com os Estados Unidos – no caso Iraque – do que à política interna.

Refiro o caso do New Labour apenas para sublinhar que, em certos momentos, mais do que afunilar a política em cardápios financeiros, económicos e fiscais como programas de governo, certamente importantíssimos, é necessário também interpretar os tempos, dando-lhes respostas ético-políticas, culturais e civilizacionais. Blair centrou-se na identidade do Partido e nas exigências de comunicação com os ingleses. Hoje, está a tornar-se cada vez mais necessário prosseguir na busca de novas âncoras que enrobusteçam socialmente a identidade ético-política dos socialistas e sociais-democratas.

Já formulei os principais pontos de ruptura com que nos confrontamos hoje. E é claro que o modelo do New Labour (ou o Neue Mitte, de Schroeder) está, também ele, em parte, ultrapassado, porque a mudança já é mais profunda. Traduzi-la-ia, pois, em catorze pontos, para glosar a famosa agenda de Wilson:

(1) afirmação plena do indivíduo/cidadão/eleitor/consumidor/prosumer como centro complexo de pertenças, de relações e de convergência de uma lógica pós-organizacional, pós-ideológica, pós-representativa, mas também pós-comunitária, que não anula, mas traduz, reconverte e projecta, para uma nova dialéctica, todavia, as formas organizacionais, ideológicas, representativas e comunitárias;

(2) relativização do poder das grandes organizações, na política e na comunicação, mas também na economia, onde se verifica uma persistência crítica de desigualdade estrutural entre o poder da grande empresa – muitas vezes a funcionar em registo de monopólio, de oligopólio ou de cartel  – e os consumidores singulares, o que representa um grave handicap para a cidadania (veja-se a barreira intransponível dos Call Centers das grandes empresas, por exemplo, no sector das telecomunicações, quando um problema mais difícil se põe ao consumidor);

(3) mobilidade e rapidez crescente na gestão dos processos políticos, comunicacionais, financeiros e económicos;

(4) acesso generalizado a plataformas de informação e comunicação móveis altamente sofisticadas e possuidoras de um fortíssimo potencial de estruturação/desestruturação das relações sociais e humanas, em todas as suas dimensões;

(5) quebra drástica no valor tendencial da intermediação política e comunicacional, ou seja, da representação convencional, com a consequente e progressiva desintermediação de processos;

(6) mutação profunda no próprio conceito de poder, com a emergência do poder diluído;

(7) centralidade da ética da responsabilidade na definição da ética pública, com remissão da ética da convicção para a esfera privada da sociedade civil, lugar onde se constrói a hegemonia ético-política e cultural;

(8)  nova hegemonia centrada numa visão ético-política do mundo estruturada a partir de um cosmopolitismo crítico que funcione como sólida cartografia cognitiva e ético-política para o cidadão;

(9) reequilíbrio da relação entre direitos, liberdades e garantias e deveres e responsabilidades“no rights without responsabilities” (A. Giddens);

(10) reequilíbrio entre liberdade e igualdade que assente numa revalorização do indivíduo singular e na sua relação com os princípios acima referidos: nem igualitarismo nem darwinismo social;

(11) promoção das ideias de democracia e de cidadania supranacionais, articuladas com uma visão cosmopolítica e crítica do mundo;

(12) uma nova relação entre cultura e civilização, fazendo da cultura a âncora da civilização e colocando na estratégia política de promoção do progresso civilizacional a centralidade do indivíduo singular como sujeito complexo, informado e culto capaz de intervir criticamente como decisor nas causas de dimensão pública; esta relação está a tornar-se cada vez mais necessária visto o crescimento exponencial das TICs e das redes sociais com fortíssima capacidade invasiva sobre a vida quotidiana e as relações sociais, do plano público ao próprio plano privado e da intimidade; as novas plataformas digitais disponíveis, por exemplo, o Meetup (que esteve na origem do Movimento5Stelle) ou o MoveOn.Org (que contribuiu para a vitória de Obama e para o sucesso de Bernie Sanders), são bem indicativas deste poder emergente que tem o seu centro mobilizador no cidadão (9).

(13) esta conexão pode limitar com eficácia os efeitos disruptivos de meras políticas aleatórias e fracturantes de causas civilizacionais como marcas definidoras de uma identidade política, sem cartografia cognitiva e ideal e subsidiárias do “politicamente correcto”;

(14) o progresso civilizacional não poderá, portanto, prescindir da centralidade dada à cultura e ao saber, no momento em que a ciência e a tecnologia já são as forças produtivas dominantes e fundamentais e em que a generalidade dos cidadãos já está dotada de ágeis instrumentos (as TICs) de participação e de acesso à esfera pública deliberativa.

UMA NOVA ESFERA PÚBLICA DELIBERATIVA

Papel decisivo nestas profundas transformações está a ser desempenhado pela Rede, principal responsável pela mudança de paradigma. Deixou de ser possível continuar a pensar exclusivamente em termos de (a) legitimidade de mandato, ou seja, de estabilidade temporal da legitimidade da representação política; (b) comunicação instrumental (spinning e derivados); e (c) estruturação orgânica da política. Acresce que a evolução da globalização, em grande parte também devida à Rede, sobretudo a globalização de processos, veio introduzir, como já referi, novas “constituencies”, a juntar à da cidadania nacional, ou seja, a dos credores e a da União (no caso da Europa). Trata-se, então, não só de uma “cidadania” politicamente mais alargada, mas também de outros fundamentos constituintes e legitimadores do poder. Acresce que a reserva de decisão de outrora foi também superada por novas exigências de cidadania, ou seja, a decisão política e institucional já não pode, em caso algum, prescindir de integrar, como variável informal e formal, no processo decisional e institucional, uma nova esfera pública deliberativa sob pena de ver recorrentemente deslegitimadas as próprias decisões institucionais e, consequentemente, o próprio poder. Trata-se de uma política deliberativa a crescer cada vez mais no espaço reticular, mas também nos media convencionais, embora sob formas diferentes. Esta política deliberativa deverá conduzir à integração política e até formal (consultas públicas obrigatórias nos grandes dossiers) da instância deliberativa no processo decisional (10).

Estas profundas mudanças ou são metabolizadas pelas formações políticas tradicionais, designadamente em termos de: (a) selecção das estruturas dirigentes, através da incorporação da cidadania no processo; (b) qualidade das propostas políticas e do seu próprio processo de construção; e  (c) reconhecimento dos factores globais que já integram o exercício do poder, sobretudo na sua dimensão deliberativa – ou, então, estão condenadas a ser substituídas rapidamente por outras formações políticas mais em sintonia com os tempos, as  novas exigências e os novos desafios. Já não basta a cosmética ou o spin doctoring. Estes eram amigos das velhas organizações. A experiência italiana dos Clubes Forza Italia (levada a cabo por Berlusconi) deveria, para este efeito, ser repensada à esquerda e em termos de funcionamento da Rede e em rede. Estes Clubes (chegaram a ser 15.000) eram organizações autónomas da sociedade civil ligadas ao Forza Italia por protocolos e dinamizavam territorialmente as relações interpessoais, na lógica do “Two step flow of communication”, de Lazarsfeld e Katz. Organizações deste tipo poderiam dar voz ao “poder diluído”, polarizando e organizando o consenso, ser mobilizadoras nas primárias abertas, motores eficazes de uma política deliberativa e decisivas nas eleições. A fórmula usada pelo MoVimento5Stelle, os famosos MeetUp, “grupos locais do movimento ligados entre si por uma específica plataforma online” (11), é também interessante para reflectir sobre a forma de organizar e dar expressão ao poder diluído. Como é interessante reflectir aprofundadamente sobre a intervenção do MoveOn.Org na política e na frente temática americana, vista a sua gigantesca dimensão e os resultados que conseguiu determinar na política americana, na eleição de Barack Obama e no sucesso da candidatura de Bernie Sanders.  Mas, para isso, os partidos deverão “reformatar-se” à medida de um novo conceito de poder e de acção política, reconhecendo e respondendo aos novos fluxos políticos e comunicacionais que já correm com força no novo espaço público deliberativo. Se não o fizerem, corre-se o risco de ver emergir novas formas de domínio não democrático da sociedade, como parece, de algum modo, já se estar a anunciar na Europa.

O PANORAMA EUROPEU 

Fruto destas mudanças, está já a acontecer uma evidente crise das formações tradicionais que têm mostrado dificuldade em polarizar as expectativas dos cidadãos. Apesar do massacre da classe média, promovido pelo anterior governo de centro-direita, o PS revelou graves dificuldades em mobilizar os cidadãos, reduzindo a abstenção e evitando a dispersão de votos por partidos inúteis para soluções governativas. Os resultados eleitorais do PS nas eleições de 2015 foram muito fracos, não conseguindo obter uma maioria relativa no confronto com a Coligação PaF e nem sequer em relação ao PSD. Comparando com 2009, e ao fim de 4 anos no governo, o PS tinha obtido, nas Europeias de 2014, e depois dos sacrifícios que foram impostos aos portugueses a partir de 2011, somente mais 86.340 votos. Este problema persistiu, como se viu nos resultados eleitorais de 2015. Não se trata de uma questão conjuntural. Trata-se de uma crise sistémica que gera fugas para a abstenção ou para periferias políticas radicais. O caso francês é exemplar. A Frente Nacional ganhou a primeira volta das regionais de 2015. O PSF viu-se remetido para a terceira posição, na segunda volta, com menos 19 mandatos do que a Frente Nacional.  Depois veio o furacão Macron, que haveria de liquidar o PSF, conquistando, num só ano (2016-2017), a Presidência da República e a maioria na Assembleia Nacional, governando hoje a França. O Labour fracassou e a solução que, em seguida, se deu em termos de programa e de liderança (Jeremy Corbyn) se revelou uma radicalização da base activa de apoio do partido não augura, todavia, nada de bom, pela filosofia radical e algo passadiça que inspira a liderança. A posição ambígua de Corbyn no processo do Brexit diz tudo sobre a visão política da actual liderança do Labour. Em Itália, Beppe Grillo e o seu partido digital (12) nas recentes eleições de Março acabariam por remeter drasticamente o Partido Democrático para o segundo lugar, à distância de 14 pontos percentuais (32% contra 18%),  superando o que já iam revelando as sondagens que eram regularmente feitas e publicadas: em média, podemos falar em cerca de 33% do PD contra 26% do M5S, em Fevereiro de 2016; em Março, em 6 sondagens, em cerca de 33% contra 25%; e, em Outubro de 2016, em cerca de 31% contra 28%, sendo certo que, em 2016, o M5S conquistou os Municípios de Roma e de Turim. Com efeito, o M5S já governa Itália, em coligação com a extrema-direita de Matteo Salvini, a LEGA, que obteve pouco mais de 17% nas eleições de 2018 (13). Na Alemanha, a CDU/CSU voltou a governar com uma Grande Coligação com um SPD de novo perdedor, com Martin Schultz a abandonar a liderança e a extrema direita a subir fortemente nas últimas eleições de 2017. A CDU/CSU mantém-se solidamente na liderança, apesar de uma forte quebra eleitoral, descendo para os 33%, com um SPD persistentemente subalterno, agora com 20,5% e incapaz de interceptar os votos dos liberais (FDP, com 10,8%), do Linke (com 9,2%) e dos Gruenen (com 8,9%) e com  a extrema direira (AfD) a subir cerca de 8 pontos, para os 12,6%, e a entrar no Bundestag com um consistente grupo parlamentar. As sondagens já indiciavam estes movimentos eleitorais: a coligação CDU/CSU, em 5 sondagens (Agosto/Setembro) já caía, em média, dos 41,5% obtidos nas eleições federais de 2013 para 33%, não estando o SPD a captar este eleitorado, porque também ele caiu 3 pontos (para cerca de 22%), sendo os grandes beneficiários os Verdes (+3 pontos) e AfD (cerca de +8 pontos), tendo ficado em sondagens posteriores entre 13% e 16% do eleitorado. No total, os partidos que se movem no mesmo território político do SPD juntos obtiveram uma significativa percentagem de votos, totalizando cerca de 29%. Isto significa que o SPD não tem um discurso estruturado em condições de captar um eleitorado que se move politicamente em território afim, estando a faltar-lhe certamente uma revisão doutrinária em linha com a actuais tendências evolutivas da sociedade alemã, plasmando-a num novo Grundsatzprogramm. Na Grécia, os radicais tomaram conta da cena política e o PASOK ficou reduzido à insignificância, rondando os 6%. Em Espanha, nas eleições de Junho de 2016, vence o PP, com 33%. O território eleitoral do PSOE está a ser seriamente ameaçado por PODEMOS e por Ciudadanos-Partido de Ciudadaníaque obtiveram, respectivamente, 21,1% e 13,1%. Nestas eleições, o PSOE, perdendo, conseguiu ainda manter a segunda posição, com 22,7%, encontrando-se, com a demissão de Pedro Sánchez, entretanto reeleito, num complexo e difícil processo de reajustamento, visto o crescimento dos partidos PODEMOS e C’s, à esquerda e à direita. A chegada ao poder de Pedro Sánchez não tem grande significado porque ela não resultou da conquista de consensos, mas sim da queda de Mariano Rajoy, fruto de uma coligação negativa que se formou para o derrubar. O Syriza substituiu no poder as velhas organizações hegemónicas, em nome da reposição da dignidade ofendida dos gregos.

O PROGRAMA E A IDEOLOGIA DOS PARTIDOS DE NOVO TIPO

Em Itália, o M5S, de Beppe Grillo, contra a “Casta”, propõe a devolução do poder a uma cada cidadania digital, prenúncio de uma democracia de novo tipo, ainda algo incerta visto o actual projecto do governo para a sua implementação. Na verdade, a ideia de cidadania digital, em linha com a revolução digital e a emergência de um novo tipo de cidadão, o prosumer, parece não estar ainda muito bem definida pelo M5S, uma vez que está a promover uma solução que se limita a conceder meia hora diária gratuita de acesso à rede para todos os cidadãos. Uma estranha solução para uma ideia-base de natureza matricial. Em boa verdade, a questão do direito à cidadania digital, sendo séria, deve ser esclarecida, no sentido de saber se deverá ser considerada como bem público essencial a ser oferecido pelo Estado aos cidadãos, tal como os outros bens públicos, sendo certo que a resposta nos remeterá sempre para a dicotomia de fundo: justiça distributiva (sociais-democratas) versus justiça comutativa (liberais). A questão reside em saber se o acesso deve ser gratuito e ilimitado, naturalmente, em banda larga. Não parece ser simples, a resposta, mas na verdade é simples se olharmos para o assunto como olhamos para o direito às comunicações ou à água. Em Portugal o acesso à televisão generalista aparentemente não se paga, mas na verdade há uma taxa obrigatória para o audiovisual e há a contrapartida da publicidade em doses maciças. O telefone é pago por cada um em função do uso, a não ser que se use aplicações da rede que permitem o uso gratuito de comunicações telefónicas, mas sendo a rede paga. A água chega à casa de cada um, mas é paga. Dir-se-á que a saúde e a educação são gratuitas. Sim, mas não de forma individualizada uma vez que são fornecidas por instituições públicas: hospitais e escolas. Tudo indica, pois, que a cidadania digital implica que a todos os cidadãos em todo o território nacional deva ser garantido, tal como a água, o acesso, devendo o serviço estar disponível com boa cobertura em todo o território nacional, mas ficando o uso a cargo do cidadão. O M5S deu um passo em frente e está em estudo a concessão de meia hora diária de acesso gratuito a todos os cidadãos, mas não tem definida com clareza uma posição estruturada sobre a questão (14).

Também PODEMOS ou Ciudadanos propõem a devolução do poder confiscado à cidadania. Todos  os movimentos de novo tipo, ou de inspiração populista, se alimentam dos velhos partidos e da vasta e crescente orfandade política da cidadania. Quais são as palavras-chave do PODEMOS? “Casta” (a classe política); “maciça operação de saque” (ao erário público); “novo/velho” (a diferença entre o Podemos e a classe política); “venda de soberania e sequestro da democracia” (a velha política); “cidadãos ao poder” e recuperação da cidadania (objectivo estratégico); “regeneração” moral (da política); nem de esquerda nem de direita (mas centralidade); fim do empobrecimento (da austeridade). Nas eleições anteriores, tal como nestas, o PODEMOS foi claramente a terceira força política, muito próxima do PSOE. O Syriza obteve 36,34%, nas eleições de Janeiro de 2015, e 35,46%, nas de Setembro de 2015, enquanto o PASOK se mantinha numa posição verdadeiramente insignificante, com 6,28%, um pouco mais do que o anterior resultado, inferior a 5%.  Igual sorte coube ao social-democrata PvdA holandês, nas eleições de 2017, que sofreu uma forte queda, passando de 38 para 9 deputados, ao mesmo tempo que se registava uma significativa subida dos verdes. O panorama é, como se vê muito complexo.

 O PS

Em Portugal, depois do aviso dos independentes nas autárquicas, quer em 2013 quer em 2017, ainda não levado a sério pelos partidos, o PCP reforçou-se (nas sondagens e nas eleições legislativas, com 8,25%), o PS perdeu para a Coligação PaF, mas também para o próprio PSD, obtendo 32,31% contra os 36,86% da directa competidora. Alastraram as pequenas formações à esquerda do PS, subtraindo-lhe eleitorado e o Bloco de Esquerda aumentou substancialmente a sua votação, obtendo 10,19% e 19 deputados. O anúncio de que o PS estava a perder terreno via-se na generalidade das sondagens (por exemplo, já a 19.06.15 o Centro da Universidade Católica constatava que o PS já se encontrava atrás da coligação de direita). Todos sabemos o que viria a acontecer e eu próprio tive ocasião de reflectir sobre o processo em artigos publicados no meu Facebook (que podem ser consultados a qualquer momento, sendo o regime de privacidade adoptado “público”). António Costa partilhou o desafio que o PCP e o Bloco lhe fizeram e accionou uma viragem na geometria política portuguesa, formando um governo com apoio parlamentar maioritário e remetendo para a oposição a Coligação PaF, que viria a dissolver-se. Entretanto, em 2017, o PS registaria uma expressiva vitória nas eleições autárquicas (sobre estas eleições, veja-se as conclusões do número 17/2017 da Revista ResPublica, pp. 191-199).

Trata-se de um desafio complexo, difícil e delicado para o PS, mas também para os seus parceiros de maioria. Desafio que se tem revelado ganhador podendo chegar ao fim da legislatura, em 2019. Mas está em linha com a necessidade de proceder a uma profunda reflexão sobre a identidade do PS. Reflexão tanto mais necessária quanto maior for o risco de diluição desta mesma identidade nas enormes zonas de fronteira que partilha com as outras formações políticas. Em primeiro lugar, à direita, em matéria económica e financeira; depois, à esquerda, em matéria de Estado social; e, finalmente, em matéria de procedimentos políticos, de cidadania, de ética da convicção, de ética da responsabilidade e de ética pública. Ou seja, é cada vez mais necessário rever a velha matriz do PS para que não se verifique aquilo que nesta fase da vida política ameaça tornar-se um grande problema: uma deriva casuística ao sabor das oportunidades tácticas que garantam a estabilidade governativa.

É, pois, necessária uma visão estruturada do mundo em linha com os tempos complexos que vivemos e que possa servir de cartografia cognitiva a quantos se possam vir a inspirar politicamente no PS. E uma visão destas deve poder aspirar a ser hegemónica na sociedade, se for séria, justa, informada, bem estruturada e bem protagonizada. António Costa lançou o debate, provocando primárias abertas para candidatos a PM. O PS, graças à opção do então Secretário-Geral, António José Seguro, abriu-se à sociedade na escolha da liderança. Processo melhor do que as estranhas “primárias” que já tinham ocorrido nas autárquicas de 2013 e que, por isso, deveria ser alargado às principais lideranças (SG, Distritais e Concelhias). É caminho obrigatório. Mas parece que se continua a marcar passo, já que as primárias e outros processos de aperfeiçoamento da selecção da classe dirigente parece terem sido metidos na gaveta. Mais. Creio que chegou a hora promover um profundo aggiornamento. Porque não basta propor, como no recente passado, causas fracturantes para fazer do PS um partido em linha com os tempos. Ou um partido de esquerda. Como não basta abrir a alianças com a sua esquerda para resolver um problema que é de reconstrução da sua identidade política em linha com as profundas mutações que estão a acontecer nas sociedades contemporâneas. São questões como a do Estado Social, a da emergência do indivíduo como protagonista de segunda geração (“prosumer” político, através das TICs) e a das novas “constituencies” (a dos credores internacionais, por exemplo, referida por W. Streeck), que se somam à da velha cidadania, à da dívida pública por autofinanciamento, entre outras, que podem projectar o PS no caminho do futuro (veja-se a entrevista de Zygmunt Bauman em “L’Espresso”, de 18.02.16, pp. 72-75, esp. p. 75).

A formação de um governo com apoio parlamentar de toda a esquerda foi um passo em frente, porque rompeu com o garrote do chamado “arco da governação” e com o domínio incontestado do TINA (There Is No Alternative).  E a minha convicção é que este passo torna agora urgente e imprescindível proceder a esta redefinição rigorosa de identidade em todas as dimensões que tenho vindo a referir.

CONSIDERAÇÔES FINAIS

A mudança é estrutural. Os pilares financeiros ruem como castelos de papel: Grupo Espírito Santo, BPN, BPP, Banif. O sistema financeiro em geral está em dificuldades. E a CGD teve uma recapitalização de  vários milhares de milhões de euros. O poder judicial parece insinuar-se como poder invasivo, bigbrotherizando, com escutas e fugas, a sociedade: já todos ditamos para a acta quando falamos ao telefone. Nenhum líder político em pleno juízo fala hoje ao telefone com liberdade. O poder financeiro internacional e as agências de rating dominam as economias nacionais e as dívidas públicas. No centro do processo está o famoso e omnipresente Goldman Sachs, agora reforçado com presença significativa no governo americano de Donald Trump. O poder mediático continua forte e intenso. Avançamos para uma problemática sociedade transparente, na imagem e no som. As diferenças civilizacionais convertem-se em choque. A política está capturada, mas não pela vontade geral. E o  que é interessante, em Portugal, é a migração da própria classe política para o espaço público mediatizado, sobretudo a televisão, na tentativa de o colonizar, sem se dar conta de que, assim, é ela própria a ficar colonizada pelo establishment mediático. A política já não se faz com modelos orgânicos, próprios dos velhos sistemas de partidos. As possibilidades de auto-organização e de automobilização dos cidadãos estão a alterar tudo.

Perante isto, o que é que o PS, que se quer inovador, propõe? António Costa federou bem as sensibilidades. E deu um corajoso passo em frente na plena integração para efeitos governativos, directos ou indirectos, das forças que integram a instituição parlamentar. Sem dúvida. Mas talvez seja necessário promover uma ideia inovadora que mobilize e responda a este quadro tão complexo. Sócrates avançou com as “Novas Fronteiras” e lá dentro tinha um programa que ficou conhecido como “Plano Tecnológico”. Ideia-chave, aplicada (bem ou mal) na economia e ancorada num sistema científico nacional bem impulsionado por Mariano Gago, de boa memória. O programa de governo e a agenda para a década são fundamentais. Claro. Mas também há que propor uma nova visão de fundo sobre o País que mobilize as pessoas, apontando para elas, centrada no futuro e não sobre as desgraças que estão a cair sobre nós. Fugir a sete pés da ideologia que hoje domina os telejornais, a ideologia da desgraça, do crime e do sexo ou as infindáveis e irrelevantes histórias do chamado “interesse humano”. No essencial, a Lei da Espoleta. E confrontar-se com as grandes questões que tocam de perto a sociedade moderna:

  1. a perigosa utopia da “sociedade transparente”;
  2. a atracção fatal pela democracia directa ou pela eufemística democracia participativa;
  3. a crise do paradigma “organizacional” e “representativo” e da intermediação;
  4. o emergente “poder diluído” e a nova lógica que ele exprime;
  5. as transmutações do capital financeiro e o poder dos fundos de pensões e seus efeitos sobre a globalização e sobre as dívidas soberanas;
  6. a crise do velho Estado social perante a emergência de uma nova responsabilidade individual em condições de se autotutelar;
  7. a aliança perversa entre justiça e media como perigoso exercício de poder em condições de condicionar o sistema representativo para além das fronteiras em que exercem as suas funções;
  8. o choque civilizacional e a lógica terrorista que daí resulta;
  9. a democracia supranacional a braços com o regresso do velho nacionalismo;
  10. a relação entre representação política e poder diluído;
  11. a atrofia burocrática da sociedade.
  12. As exigências de uma nova “democracia deliberativa” e de uma cidadania de novo tipo.
  13. O novo perfil da política, na era da globalização, das TICs e, em geral, da rede.

Em suma, trata-se de um grande desafio para o PS e, em geral, para os partidos socialistas e sociais-democratas, perante a gigantesca mudança a que estamos a assistir. Um desafio que implicará superar o velho modelo social-democrata. Avançar para uma nova fase, tal como aconteceu anteriormente: do maximalismo de inspiração marxista a “Bad Godesberg”, da “Terceira Via” a uma nova “democracia digital e em rede”, superadora da fase orgânica da política e propulsora de uma nova política deliberativa. Mas esta será uma fase mais complexa e exigente do que todas as que aconteceram até aqui: põe em causa o clássico modelo orgânico da política e de certo modo extravasa as fronteiras do velho modelo formal do sistema representativo. E implica um confronto com a lógica dos novos poderes, com a emergente transparência neocomunitária e com a nova centralidade de um cidadão individualmente responsável e membro da nova “network and digital society”, o prosumer. Alguns falam de democracia deliberativa e de política deliberativa. E com razão porque esta é uma via a explorar, a clarificar e a desenvolver. Eu próprio já tive ocasião de desenvolver o conceito em dois ensaios, referidos na nota 3, um, na Revista Portuguesa de Filosofia (“Crise da Representação ou Mudança de Paradigma? Democracia, deliberação e decisão”) e, o outro (“Conectividade – Uma chave para a política do futuro”), publicado por UCM/Fundação Santander Universidades, em Madrid.

Como se compreenderá, a política precisa de uma filosofia que a inspire para não se desvitalizar e se transformar numa prática casuística prisioneira da ditadura do presente e da mera ideia de interesse. O ser humano move-se, certamente, por interesses, até por interesses familiares, mas também se move por ideais.

NOTAS

(1) Texto – revisto, actualizado e desenvolvido em 31.08.2018 – da intervenção na Universidade de Verão da Federação Distrital de Santarém do PS, em 20.06.2015.

(2) Campbell, 2008: 29, n.1 (Campbell, Alastair (2008). Os anos de Blair. Lisboa: Betrand). Ver sobre o assunto Tudor Jones, «Taking genesis out of the Bible»: Hugh Gaitskell clause IV and labour’s socialist myth», in Contemporary British History, v. 11, iss. 2, 1997, 1-23, in http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13619469708581434#).

(3) Veja-se Santos, J. A. (2013). “Cosmopolis. Un nuevo paradigma para el siglo XXI”. In joaodealmeidasantos.com (joaodealmeidasantos.com/…/cosmopolis-un-nuevo-paradigma-para-el-siglo-xxi-2). E Santos, J. A. (2010). «Medios y Poder: cambios y perspectivas en las relaciones entre política, medios y comunicación». In Timoteo Álvarez, J. (2010a). Muchas voces. Un mercado. La industria de la comunicación en Iberoamérica.Perspectivas. Madrid: Editorial Universitas, pp. 257-274.

(4) Veja-se sobre este assunto Castells, M. (2017), “Communication, Power and Counterpower in the Network Society”. In International Journal of Communication, n.1 (2007), 238-266.

(5)  Veja-se a este propósito o que escrevi no meu livro “Os Intelectuais e o Poder” (Lisboa, Fenda, 1999), pp. 42-51.

(6) Streeck, W. (2013). Gekaufte Zeit. Die vortragte Krise des democratischen Kapitalismus. Frankfurt a. Main: Suhrkamp (Ed. port. 2013. Coimbra: Actual).

(7) Veja-se o ensaio de João Cardoso Rosas sobre o Estado Social. In Santos, J. A. (Org.), 2013. À esquerda da crise. Lisboa: Vega.

(8) Veja-se, a este propósito, a excepcional obra de Naomi Klein (2001). No Logo. Milão: Baldini & Castoldi.

(9) Veja-se, a este propósito, Ceri, P., e Veltri, F., Il Movimento nela Rete. Storia e Struttura del Movimento 5 Stelle, Torino, Rosenberg & Sellier, 2017.

(10) Sobre a política deliberativa veja-se o meu “Crise da Representação ou Mudança de Paradigma? Democracia, deliberação, decisão”. DOI: 10.17990/rpf/2017_73_1_15-48. E ainda: Valente, M., Timoteo Álvarez, J., Fernández, V. (Editores), El juego real de la singularidad humana. Predicción de comportamientos y toma de decisionesen el cerebro coral. La perspectiva de la Neurocomunicación. Madrid, UCM-Fundación Santander Universidades, 2018. ISBN–Edición Impresa: 978-84-16947-81-2; ISBN–Edición Digital: 978-84-16947-82-9. Capítulo: Conceptualización. 2. “Conectividade. Uma chave para a política do futuro”, pp. 73-88 – João de Almeida Santos.

(11) Biorcio e Natale (2013). Politica a 5 Stelle. Milano: Feltrinelli, p. 14

(12)  Veja-se o meu “A política e a rede: os casos italiano e chinês”, em joaodealmeidasantos.com, “Ensaios”, ensaio 27 (28.08.2018).

(13) Veja-se a minha análise do Contrato de Governo assinado pelo M5S e pela LEGA, em “O nacional-populismo já tem um ideólogo – Steve Bannon”, em joaodealmeidasantos.com, “Artigos” (28.08.2018).

(14) Veja-se, a este propósito, Rodotà, S., Il mondo nella rete. Quali i diritti, quali i vincoli, Roma, Laterza/La Repubblica, 2014.

11 thoughts on “UN NUEVO PARADIGMA PARA EL SOCIALISMO

  1. Caro João Almeida é um prazer ler o seu texto e mas ainda acompanhar o seu trabalho, desde a proposta de uma democracia mediatica, tudo se fez novo no cenário desenhado por Jesus Timoteo Alvarez sobre uma nova paisagem social gerada pelos medias. Você está ampliando e muito esse horizonte.

    Muito agradecido

    Daniel Galindo

  2. Obrigado pelos textos. Vou repetir a leitura, para, agora mais calmamente, melhor a “mastigar”. Na primeira incursão, que foi de supetão, gostei. E gostei da dissertação das éticas. Embora, ache que podias ter continuado pelas éticas da democracia e da liberdade… O homem de hoje, mormente os políticos, por preguiça intelectual, tática, ou por interesse (já tão banal, quanto aceite) egoísta e mesquinho, parece preferir uma sem a outra. Os Partidos, que já não são questionados pela militância (o militante é algo em extinção), como outrora, transformaram-se em falsas organizações cívicas avessas à discussão e críticas ao debate.
    A abertura à sociedade é uma ilusão. Se calhar, nunca estiveram tão fechados.
    … no subterrâneo o fogo já alastra? É o fruto do ruído que o silêncio faz.
    Abraços. Carlos Santos

      • Prezado senhor. Meus avós Francisco de Almeuda Pinto e Luisa, vieram para o Brasil mas nasceram em Famalicao. Minha irmã Cristina esteve com o senhor em Famalicao. Eu mesma fui visitar nossa aldeia e vi a foto de minha mae Orlandina na parede da casinha lá. Será q estou falando com a pessoa certa?

  3. Haveria muito para comentar, mas fico-me por uma questão que me parece essencial. Centrar a acção cidadã essencialmente no indivíduo é garantir a impotência dessa acção. Poucos indivíduos estarão em condições de atrair a atenção global, pois a quase todos falta massa crítica comunicacional. Dez milhões de indivíduos a esbracejarem na Rede, em Portugal, é garantia de ineficácia. O que não significa que o indivíduo não tenha um papel importante, mas provavelmente só será eficaz num âmbito pluri-comunitário. E isso não significa delegar a responsabilidade política em partidos ou sindicatos. Qualquer de nós pode pertencer a um número significativo de estruturas com preocupações específicas, para que essas preocupações, apoiadas nas associações, possam ser ouvidas pela comunidade global. Acções cívicas das mais diversas, movimentos cívicos, iniciativas populares, são a forma de restituir ao indivíduo a sua capacidade de intervir, sem o condenar à impotência individual nem à dependência partidária. Não se trata de desvalorizar o indivíduo, mas apenas de lhe dar os meios para ser eficaz.

  4. Prezado senhor. Meus avós Francisco de Almeuda Pinto e Luisa, vieram para o Brasil mas nasceram em Famalicao. Minha irmã Cristina esteve com o senhor em Famalicao. Eu mesma fui visitar nossa aldeia e vi a foto de minha mae Orlandina na parede da casinha lá. Será q estou falando com a pessoa certa?

  5. Minha mãe Orlandina Almeida Pinto se correspondia com sua Tia Maria e Maximino acho eu. Tb conheci há muitos anos passados o Eduardo e Lidia Moradas Ferreira. Estive em uma casa em Lisboa de um parente q mirava em 30, Olival a Graca, res do chao. Assim me parece. Minha bisavó acho q se chamava josefina. Faz_lhe algum sentido. Outro Tio-avô José, migrou para os USa obde estive. Meu interesse é reatar essa familia iriginaria. Obrigada se puder dar-me pistas.Nazare Mitschein

    • Cara Nazaré, desculpe, mas só agora vi estas suas mensagens. Sim, somos a família mais próxima. A minha irmã tem a vossa foto (de toda a família) no seu quarto lá, na casa. A Cristina, quando viu a foto, chorou. Sim a Tia Maria era minha Mãe e lembro-me muito bem da correspondência regular que trocava com a Orlandina, sua Mãe. A avó Josefina era o amor de toda a Família, e o meu. Sim, a Cristina esteve comigo na casa da Família, em Famalicão. Dê-me sinais via Messenger, WhatsApp, e-mail joaodealmeidasantos@gmail.com, telm. 00351.967412246. Adoraria ver-vos cá passar uns dia na CASA-MÃE (está recuperada e é quase um palacete, cabemos lá todos).

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